martes, 9 de febrero de 2010

Educar chefs o cocineros

Durante la primera semana de febrero he tenido la oportunidad de compartir reflexiones sobre la docencia universitaria con el director del Centro Internacional de Casos del Politécnico de Monterrey (México). Ha estado impartiendo un curso sobre docencia universitaria basada en el análisis de casos. Esta metodología activa de enseñanza pretende que los estudiantes aprendan el contenido del curriculum analizando casos reales relacionados con su futuro profesional. Se trata de que aprendan a analizar escenarios y estudien los conceptos de forma que puedan tomar decisiones competitivas.

Estas metodologías de enseñanza han surgido de la exigencia de las Sociedades Desarrolladas de formar profesionales universitarios que no sólo memoricen conocimiento, sino que sean creativos en la aplicación de esos conocimientos. Esto permite desarrollar patentes, ser innovadores en las empresas y desarrollar una sociedad basada en el conocimiento. Ya hay estudios que aportan evidencias de que, por ejemplo, en ingeniería más de la mitad de los contenidos aprendidos en la carrera son obsoletos a los cinco años.

La Sociedad y las autoridades universitarias deben decidir si quieren una enseñanza basada en formar profesionales competentes y creativos o, al contrario pretenden formar profesionales que sepan repetir y copiar lo ya conocido. En definitiva, queremos una universidad que forme chefs creativos que generen nuevas ideas o bien, cocineros que sepan replicar las recetas ya conocidas. La elección del camino marcará el tipo de sociedad y mano de obra que queremos para nuestro país. Desde hace décadas mi elección es clara, metodologías de enseñanza activas para profesorado actualizado en su docencia y alumnado comprometido con sus estudios. El continuar con una enseñanza universitaria transmisiva de conocimientos ‘cerrados’ nos llevará a un país de segunda división.

Pero no todo ha sido trabajo. He compartido con el profesor mexicano algunos buenos momentos de mesa y mantel. Uno de estos momentos nos llevó a degustar un Marqués del Riscal reserva 2001. La bodega Herederos del Masqués del Riscal no necesita presentación. El hotel construido en El Ciego por el arquitecto Frank Ghery forma un conjunto espectacular y bello que merece una visita más allá de la atracción de unos vinos que siempre son de calidad media-alta. Un fin de semana en el hotel es absolutamente recomendable.

MARQUÉS DEL RISCAL 2001. Reserva

Bodega Herederos de Marqués del Riscal
D.O. Rioja
Uvas: 10% Graciano y Mazuelo, 90% Tempranillo
Período de crianza: 26 meses en barrica de roble americano
Precio en bodega: 15,85 €
Nota: 9

NOTA DE CATA

El vino ofrece intensos aromas a compota de frutos rojos y ciruelas pasas, con una leve nota balsámica y de madera. La presencia del roble está bien fundida con el fruto. El color es un color cereza con tendencia al rubí en el borde. Un tinto de hermosa estructura, dotado de sensaciones dulces que lo hacen redondo en boca. Un trago sutil.

Este vino me ha reconciliado con la marca, ya que en mi última visita como ‘turista’ a la bodega en el verano de 2009, me sacaron para probar un reserva 2005 lleno de aristas en el gusto y de corto bouquet. Está claro que el paso del tiempo le sienta muy bien a este vino o bien, el vino de degustación está seleccionado para ‘turistas’. Lo último sería una desafortunada política comercial.

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